TODA FE VERDADERA NACE DE
INTIMIDAD CON CRISTO.
Iglesia Bautista "Palabra Eterna" Ambato - Ecuador. Pst. Roberto Parada R.
En efecto, si tu fe no sale de tu intimidad con Cristo, no es fe a los ojos de Dios.
En efecto, si tu fe no sale de tu intimidad con Cristo, no es fe a los ojos de Dios.
Tema: “TU FE VERDADERA, DEBE NACER
DE TU INTIMIDAD QUE TENGAS CON CRISTO.
MENOS QUE ESO NO ES FE” Texto:
Lucas 18:8 El Señor Jesús dice en Lucas 18:8: “….Pero cuando venga el Hijo del Hombre, ¿hallará fe en la
tierra?” ¿Que dijo Jesús con esto? Mientras
observo la iglesia de Jesucristo hoy en día, pienso que ninguna otra generación
ha estado tan centrada en la fe como la nuestra. En todas partes la gente habla de fe. En
Predicaciones. Aquí en Ecuador se promueven conferencias acerca de la fe.
Libros sobre el tema, muchos cristianos son entusiasmados por un mensaje acerca
de la fe.
Hoy, existen,
como nunca antes en la historia, efervescencia de predicaciones sobre fe,
instrucción de fe, movimientos de fe, hasta iglesias de fe. Existe un tipo de especialización sobre el
asunto de la fe. Sin embargo, lo que la mayoría de las personas consideran
como fe. Es una fe corrompida.
Hoy, se ha
humanizado totalmente el tema de la fe. Se
describe la fe como si tan solo existiera para ganancia personal. He escuchado
a algunos pastores decir, “La fe no es acerca de pedirle a Dios lo que
necesitas. Es acerca de pedirle lo que sueñas. Si lo puedes soñar, lo puedes
tener.” La fe que estos hombres predican
está atada a la tierra, arraigado en este mundo, es una fe materialista. Oran, más o menos así, “Señor, bendíceme,
prospérame, dame.” No considera las necesidades de un mundo perdido. Esta clase
de fe no es la que Dios está deseando de nosotros.
Hay una
doctrina de fe equivocada hoy en día. Esta doctrina afirma que los creyentes
más santos son aquellos que han “trabajado su fe” para obtener una vida cómoda
para sí mismos. Según esta doctrina, las personas que debemos imitar son
aquellas personas que prosperan económicamente.
ESTO ES UNA HEREJÍA ABSOLUTA. Eso
simplemente no es el evangelio de Jesucristo.
“…NO OBSTANTE, CUANDO VENGA EL HIJO
DEL HOMBRE, ¿ENCONTRARÁ FE EN LA TIERRA?”
(Lucas 18:8).
El mensaje de
hoy no es acerca de predicadores de la prosperidad. Es acerca de aquellos que aman
a Jesús, y quieren vivir por fe en una forma que le agrada a Dios. Y es este:
toda fe verdadera nace de intimidad con Cristo. En efecto, si tu fe no sale de
esa intimidad, no es fe a los ojos de Dios.
Hebreos 11 habla de un patrón Bíblico de intimidad.
Cuando Ud.
lee Heb. 11, encuentra algo en común en las vidas de las personas que se
mencionan allí. Cada uno tenía la característica particular de la fe que Dios
ama. La fe de ellos nace de una intimidad profunda con el Señor Jesucristo.
Es imposible
tener una fe que agrada a Dios sin tener intimidad con él. ¿Que quiero decir
con intimidad? Estoy hablando de una cercanía al Señor. Esta clase de intimidad
es un vínculo personal, una comunión. Viene cuando deseamos al Señor más que
cualquier otra cosa en esta vida.
Miremos tan
solo Cuatro ejemplos de siervos llenos de fe que caminaron cerca de Dios, en
Hebreos 11:
1. Nuestro primer ejemplo es Abel, Hebreos 11:4 “Por la fe Abel ofreció a Dios más excelente sacrificio que
Caín, por lo cual alcanzó testimonio de que era justo, dando Dios testimonio de
sus ofrendas; y muerto, aún habla por ella” Abel tuvo que construir un altar al Señor, en el lugar donde hacia sus
sacrificios. Abel no ofrecía tan solo corderos sin mancha para el sacrificio,
sino que también la grosura de esos corderos. La Biblia dicen: (Gen. 4:4). “Y Abel trajo también de los
primogénitos de sus ovejas, de lo más gordo de ellas. Y miró Jehová con agrado
a Abel y a su ofrenda;
Pongamos
atención a lo que significa la grosura aquí,
Levítico dice lo siguiente, “Y el sacerdote hará arder esto sobre el altar; vianda es
de ofrenda que se quema en olor grato a Jehová; toda la grosura es de Jehová. (Lev. 3:16). En resumen, la grosura en comida para
Dios.
La grosura
era la parte del sacrificio que hacia ascender un aroma dulce. Esta parte del
animal se encendía rápidamente y era consumido, trayendo un aroma dulce. El
Señor dijo acerca de la grosura, “Éste será un estatuto perpetuo para los
descendientes de ustedes, dondequiera que habiten: No se comerán la grasa ni la
sangre.” (3:17). La grosura es del Señor.
“Es una comida, una ofrenda
presentada por fuego de aroma grato. Toda la grasa pertenece al Señor.”
(Levítico 3:16).
Aquí la
grosura es como un tipo de oración o comunión que es aceptable a Dios.
Representa nuestro ministerio al Señor en la habitación secreta de oración. Y
el Señor mismo dice que tal adoración íntima sube a él como un aroma de dulce
sabor.
La primera
vez que la Biblia trata de este tipo de adoración en la Biblia es con
referencia a Abel. Abel permitió que el sacrificio y la grosura fueran
consumidos en el altar del Señor. Él esperó en la presencia de Dios hasta que
su sacrificio subió al cielo. Por esta
razón Abel aparece en la lista de la sala de la fe en Hebreos 11. Abel
es el tipo de siervo que está en comunión con el Señor, ofreciéndole a él lo
mejor que tiene. Heb. dice que, el
ejemplo de Abel vive hoy como testimonio de una fe viviente y verdadera:
“…estando muerto, todavía habla.” (Hebreos 11:4). “Por la fe Abel ofreció a Dios más excelente sacrificio
que Caín, por lo cual alcanzó testimonio de que era justo, dando Dios
testimonio de sus ofrendas; y muerto, aún habla por ella”.
¿De que
manera obtuvo Abel esta fe? Abel escucho a sus padres Adán y Eva hablar de sus
primeros días en el jardín con el Señor. Sin duda, ellos hablaban de sus
tiempos de comunión maravillosa con Dios.
Abel escuchaba
estas historias. Probablemente, pensó, “Que maravilloso debió ser. Mi padre y
mi madre tuvieron una relación viva con el Creador mismo.”
Mientras
Abel les escuchaba, quizás tomo una decisión en su corazón: No viviría de la
historia de sus padres. No se podía conformar con una tradición. Necesitaba
tener su propia experiencia con Dios.
No quería
escuchar acerca de experiencias pasadas con el Señor. Quería conocerlo por sí
mismo. Queria una relación con él, tener compañerismo y comunión con él.
Esta es la
misma clase de “grosura” que debemos ofrecerle a Dios hoy. Como Abel, debemos
darle lo mejor de nuestro tiempo al Señor Jesús, en nuestro tiempo de oración a
solas con El. Debemos pasar suficiente tiempo en su presencia, permitiéndole
que consuma nuestras ofrendas de adoración y compañerismo íntimo.
Comparemos
la ofrenda de Abel con la de su hermano, Caín. Caín le llevó fruta al Señor,
una ofrenda que no requería un altar. No hubo grosura, ni aceite, nada para ser
consumido. Como resultado, no hubo aroma que subiera al cielo. En otras
palabras, no hubo intimidad, ningún intercambio personal entre Caín y el Señor.
Caín llevó un sacrificio que no requería que el se quedara en la presencia de
Dios, buscando su compañerismo. Por esta razón las escrituras dicen que la ofrenda
de Abel fue, “más excelente” que la de Caín.
Ahora bien, pero
no se equivoque: Dios honró el sacrificio que Caín le llevo. Pero el Señor mira
el corazón, y él sabía que Caín no anhelaba estar en su presencia. Eso estaba
claro por el sacrificio que Caín escogió para ofrecerle.
Caín
representa a muchos cristianos en la actualidad. Creyentes que van a la iglesia
cada semana, adorando a Dios y pidiéndole que les bendiga y prospere, que Dios
les conteste sus oraciones, Pero ellos
no tienen deseos por intimidad con el Señor, no desean una relación personal
con él. No buscan su rostro, su cercanía, ni añoran su comunión. Como Caín, no
tienen deseos de quedarse en su presencia.
En cambio, el
siervo intimo y fiel busca el toque de Dios en su vida. Como Abel, no se conformara
con menos. Se dice a sí mismo, “He determinado darle al Señor todo el tiempo
que él requiera de mí en compañerismo. Ansío escuchar su voz hablándome. Así
que me voy a quedar en su presencia hasta que él me diga que está satisfecho.”
2. ENOC también tuvo compañerismo
con el Señor. Su comunión con Dios fue tan intima, que le trasladó a la gloria mucho
antes que su vida terminado en la tierra. (Hebreos 11:5).”Por la fe Enoc
fue traspuesto para no ver muerte, y no fue hallado, porque lo traspuso Dios; y
antes que fuese traspuesto, tuvo testimonio de haber agradado a Dios”.
¿Por que el
Señor escogió llevarse a Enoc? El inicio del versículo dicen porque: fue a
causa de su fe. Además, la frase final dice que la fe de Enoc agradó a Dios. Enoc tuvo comunión cercana con el Señor más que
cualquier ser humano. Y este compañerismo íntimo era agradable a Dios.
La Biblia dice
que Enoc comenzó a caminar con el Señor después que engendro a su hijo,
Matusalén. Enoc tenía sesenta y cinco años en ese tiempo. Enoc, entonces pasó
los próximos 300 años compartiendo con Dios íntimamente. Hebreos aclara que
Enoc estaba tan en contacto con el Padre, tan cerca de él durante horas de
comunión, que Dios decidió llevarlo a casa con él. El Señor le dijo a Enoc:
“Para mas intimidad contigo, tengo que traerte a mi lado.” Así que Dios se lo
llevo al cielo.
Según la
Biblia, la intimidad de Enoc agrado a Dios. Nosotros sabemos que este hombre
nunca hizo un milagro, nunca escribió una teología profunda, y nunca hizo
grandes obras dignas de ser mencionadas en la Biblia. Leemos esta simple
descripción de la vida de este fiel hombre: “ENOC CAMINÓ CON DIOS.” Enoc
tuvo comunión intima con el Padre. Y su vida es aun otro testimonio de lo que
significa caminar verdaderamente en fe.
3. Otro ejemplo: NOE caminó en fe,
cercano con Dios. Hebreos 11:7 dice: “Por la fe Noé, cuando
fue advertido por Dios acerca de cosas que aún no se veían, con temor preparó
el arca en que su casa se salvase; y por esa fe condenó al mundo, y fue hecho heredero
de la justicia que viene por la fe”.
Génesis 6:8,
dice que: “Más Noé halló gracia ante los ojos del Señor.” (Gen. 6:8). El
próximo verso nos dice como él encontró gracia: “…Noé andaba con Dios” (6:9). Noe
conocía la voz de Dios. Cada vez que el Señor le hablaba, él obedecía. Una y
otra vez leemos, “Entonces Dios dijo a Noé…” y “…Noé hizo conforme a todo lo
que el Señor le había mandado.” (Ver 6:13, 22; v13: “Dijo, pues, Dios a Noé: He decidido el fin de todo ser, porque la tierra
está llena de violencia a causa de ellos; y he aquí que yo los destruiré con la
tierra. Y el v. 22 dice: “Y lo hizo así Noé; hizo conforme a todo lo que Dios le mandó.7:1, 5; 7:1 Dijo luego Jehová a Noé: Entra tú y toda tu casa en el arca; porque a
ti he visto justo delante de mí en esta generación. 7:5 “E hizo Noé
conforme a todo lo que le mandó Jehová”. 8:15, 18 8:15 “Entonces habló Dios a Noé, diciendo:
8:18 “Entonces salió Noé, y sus hijos, su mujer, y las mujeres de sus hijos con él”.
8:18 “Entonces salió Noé, y sus hijos, su mujer, y las mujeres de sus hijos con él”.
Imagínese el
tiempo que Noé pasaba a solas con Dios. Él tenía que recibir instrucciones
detalladas del Señor acerca de cómo construir el arca. Sin embargo, la
intimidad de Noé con Dios fue más allá. Las
Escrituras dicen que el Señor compartió su corazón con Noé, le mostró la maldad
de los corazones humanos. Y él le reveló sus planes a Noé para el futuro de la
humanidad.
4. ABRAHÁN TAMBIÉN COMPARTIÓ UN
COMPAÑERISMO ÍNTIMO CON EL SEÑOR.
Dios mismo describió su relación con este
hombre: “…Abrahán, mi amigo” (Is. 41:8). De igual manera, el Nuevo Testamento
nos dice, “Creyó Abraham a Dios…” “…y fue llamado amigo de Dios.” (Stgo. 2:23). Que increíble y hermoso elogio, ser llamado
el amigo de Dios. El Creador del universo llamó a un hombre su amigo, esto
sucedió con Abrahán. Esto demuestra la gran intimidad de Abraham este con Dios.
El resultado de la intimidad con
Dios no es tan Solo un afecto por el Señor,
Sino que también una creciente Separación de este mundo. Esto significa que mientras más cerca estemos de Cristo, más grande será nuestro deseo de vivir totalmente en su presencia. Además, comenzamos a ver más claramente que Jesús es nuestro único y verdadero fundamento.
Sino que también una creciente Separación de este mundo. Esto significa que mientras más cerca estemos de Cristo, más grande será nuestro deseo de vivir totalmente en su presencia. Además, comenzamos a ver más claramente que Jesús es nuestro único y verdadero fundamento.
La Biblia
nos dice de Abrahám, “porque esperaba la ciudad que tiene cimientos, cuyo
arquitecto y constructor es Dios.” (Hebreos 11:10). Para Abrahám, nada en esta
vida era permanente. Las Escrituras dicen que el mundo era “un lugar extraño”
para él. No era un lugar donde echar raíces.
Abrahán no
era un místico con aires de santidad y que vivía en una nube. Abraham vivió una
vida sencilla, involucrado en los asuntos del mundo, él era dueño de miles de
cabezas de ganado. Tenía suficientes sirvientes como para formar un pequeño ejército.
Abrahán fue un hombre muy ocupado, dirigía a sus sirvientes y compraba y vendía
ganado, ovejas y chivos.
A pesar de sus muchos asuntos de negocios y
responsabilidades, Abrahán encontraba tiempo para tener intimidad con el Señor.
Y por eso, estaba cada vez más insatisfecho con este mundo. Abrahán era rico,
prospero, con suficientes cosas buenas para mantenerlo ocupado. Sin embargo,
nada en esta vida podía distraerlo de anhelar la ciudad celestial que estaba adelante.
Cada día, él anhelaba más y más estar cerca del mejor lugar, es decir, al lado
del Señor.
La ciudad
celestial por la cual Abrahán sentía anhelo no era un lugar literal. Más bien la
ciudad celestial que Abrahán buscaba era, literalmente, era un lugar con el
Padre.
¿QUE
SIGNIFICA ESTO PARA NOSOTROS HOY EN DÍA? Movernos hacia esa ciudad celestial no es tan solo lograr el cielo
alguno día en el futuro. Es anhelar experimentar diariamente la presencia del
Padre ahora mismo.
El libro de
Hebreos nos dice que los cuatro hombres que mencioné: ABEL, ENOC, NOÉ Y
ABRAHÁN murieron en fe (ver Hebreos 11).
Cada uno de ellos estaba separado del espíritu del tiempo en que vivían. Y cada
uno estaba buscando una ciudad diferente. El mundo simplemente no era su hogar.
Esto no
significaba que ellos estaban esperando hasta llegar al cielo para disfrutar de
cercanía con el Padre. Al contrario, como peregrinos pasando por esta vida,
ellos continuamente buscaban la presencia de Dios. Nada en este mundo podía
detenerlos de seguir adelante, buscando una identificación más profunda y
cercana con el Padre.
ABEL, ENOC,
NOÉ Y ABRAHÁN decían: “Estamos buscando
un lugar más cercano a nuestro Padre. Y ese lugar está más allá de lo que este
mundo tiene para ofrecernos. Me agradan los dones que Dios me ha dado en mi
familia. Nada en este mundo puede reemplazar el amor que tengo por Marjorie y
nuestros hijos. Pero yo se que existe un amor más grande para ser experimentado
con el Padre.”
Hebreos 11,
habla de otros que su caminar de fe agrado al Señor. Por fe, estos siervos
obraron grandes milagros e hicieron muchas cosas asombrosas. Al ver sus vidas,
vea que ellos también compartieron un denominador común: ellos abandonaron este
mundo.. y sus placeres para caminar más cerca con Dios.
¿Hermano,
puedes hacer esto mismo? ¿Tu corazón anhela un caminar más cercano con el
Señor? ¿Estás insatisfecho con las cosas de este mundo? O, ¿Está tu corazón atado
a las cosas mundanas?
SIN INTIMIDAD, TU FE NO ES UNA FE VERDADERA A LOS OJOS DE DIOS.
Marcos 4
relata una historia con Jesús y sus discípulos en un barco, sacudidos por una
tormenta en el mar. Cristo calma las olas con una sola orden. Después él se vuelve
a sus discípulos y les pregunta, “¿Cómo no tenéis fe?” (Marcos 4:40). 4:40 “Y les dijo: ¿Por qué estáis así amedrentados?
¿Cómo no tenéis fe?
Era humano
tener temor en una tormenta como esa. Pero Jesús no los reprendía por esa
razón. Mas bien, el les estaba diciendo, “Después de todo este tiempo conmigo,
aun no saben quién soy. ¿Cómo es posible que caminen conmigo por tanto tiempo,
y que no me conozcan íntimamente?”
En realidad,
los discípulos estaban sorprendidos por el extraordinario milagro que Jesús
acababa de hacer. Las Escrituras dicen, “Ellos estaban espantados y se decían
unos a otros: ¿Quién es éste, que hasta el viento y el mar le obedecen?”
(4:41).
¿Hermanos pueden
imaginase? Los mismos discípulos de Jesús no le conocían. Él había llamado
personalmente a cada uno de estos hombres para que le siguieran. Y ellos habían
predicado a su lado, a multitudes de gentes. Ellos habían hecho milagros de
sanidad, y habían alimentado una multitud grande de gente hambrienta. Pero aun
eran extraños acerca de quien realmente era su Maestro.
Lamentablemente
en Ambato es lo mismo hoy. Muchos cristianos han viajado en el barco con Jesús,
han ministrado a su lado, y han alcanzado a otros en su nombre. Pero realmente
no conocen al Señor. No han
pasado un tiempo de intimidad con él. Nunca se han sentado y han guardado
silencio en Su Presencia, nunca han abierto su corazón a él, y escuchando para
comprender lo que él quiere decirles.
VEMOS OTRA
ESCENA ACERCA DE LA FE DE LOS DISCÍPULOS EN LUCAS 17. Los discípulos fueron a
Jesús, pidiendo, “¡Auméntanos la fe!” (Lucas 17:5).
Muchos
cristianos hacen la misma pregunta en la actualidad: “¿Cómo puedo aumentar mi
fe?” Pero no buscan al Señor por sí mismos por una respuesta. Al
contrario, se apresuran asistiendo a seminarios que aseguran enseñarles a
creyentes como aumentar su fe. O, compran un montón de libros que ofrecen diez
pasos rápidos para aumentar la fe. O, viajan cientos de kilómetros por
Sudamérica para escuchar conferencias acerca de la fe por evangelistas y
maestros prominentes que les prometen “la unción”.
Te puedo
decir sin lugar a dudas, que nunca aumentaras tu fe en estas formas. Si quieres
que tu fe aumente, tienes que hacer lo mismo que Jesús les dijo a sus
discípulos en este pasaje. ¿Cómo contestó él a su pedido por fe? “…vístete
adecuadamente, y sírveme hasta que haya comido y bebido;…” (17:8).
Jesús estaba
diciendo, en esencia, “Ponte tu vestidura de paciencia. Entonces ven a mi mesa
y come conmigo. Quiero que me alimentes allí. Tú felizmente trabajas para mí
todo el día. Ahora quiero que tengas comunión conmigo. Siéntate conmigo, abre
tu corazón, y aprende de mí. Hay tantas cosas que deseo hablar a tu vida.”
No te
conformes con más explicaciones teológicas de la fe. No busques más pasos para
obtenerla. Vete a solas con Jesús, y permite que el comparte su corazón
contigo.
La fe verdadera nace en la habitación secreta de oración intima. Así
que, ve a Jesús y aprende de él. Sí pasas tiempo de calidad en su presencia,
seguro que la fe vendrá. Él hará nacer la fe en tu alma como nunca la
conociste. Créemelo, cuando escuches su voz queda, la fe explotara dentro de
ti.
AQUEL PAÍS CELESTIAL, LA CIUDAD CON CIMIENTOS, BUSCADA POR GENERACIONES
ANTES DE NOSOTROS ES: EL LUGAR DONDE VIVIMOS AHORA.
Ese lugar,
esa ciudad, está en Cristo por fe. El descanso que nuestros padres anhelaban se
encuentra en él. Hoy hemos recibido la promesa que ellos tan solo podía ver y
abrazar de lejos por fe.
Jesús dijo,
“Vuestro padre Abrahán se regocijó esperando ver mi día; y lo vio y se alegró.”
(Juan 8:56). Abrahán vio el día cuando Cristo vendría a la tierra y construiría
el cimiento que él imaginó. Y el patriarca se regocijo al saber que un pueblo
bendecido viviría en ese día. Él sabía que ellos disfrutarían acceso
ininterrumpido a una conversación celestial y comunión con Dios.
Hoy, muchos cristianos están perdiendo esta promesa por completo. Se apresuran de aquí para allá, tratando de trabajar
una fe que “de resultados. Ellos nunca descansan plenamente en Cristo. ¿Por
qué? Ellos simplemente no buscan del Señor, para pasar un tiempo callado a
solas con él.
Si estas
enamorado de alguien, quieres estar en la presencia de esa persona. Ambos
quieren compartir el uno con el otro, abriendo sus corazones y siendo íntimos.
Lo mismo es cierto de nuestra relación con Jesús. Si le amamos, debemos estar
pensando constantemente, “Quiero estar contigo mi Señor. Quiero disfrutar en tu
presencia. Así que me voy a acercar a tí, y voy a esperar en tu presencia hasta
que sepa que tú estás satisfecho. Me quedare hasta que te escuche decir, “Vete
ahora, y regocíjate en mi amor.”
Me parece
escuchar a Dios decir: “Por favor no se vayan todavía. Quédate conmigo. Son tan
pocos los que tienen comunión conmigo, tan pocos los que me aman, tan pocos los
que se quedan a escuchar mi corazón. Y yo tengo tanto que compartir.” Es casi
un clamor, una súplica en su voz.
El Señor dice,
“Déjame mostrarte donde encuentro tu fe. Es cuando vienes a mí. Es tu esperar
por mí, ministrarme, hasta que escuchas y conoces mi corazón.” “Tu fe esta en tu deseo creciente de
venir a mi presencia. Es en tu expectativa a nuestro próximo tiempo junto.
Es en ese sentido que has desarrollado, que estar a solas conmigo es el gozo de
tu vida.”
“Ya no es
pesado para ti acercarte a mí, ya no es una labor difícil. Ahora ansias ese
tiempo todo el día. Tu sabes que cuando tus labores han terminado, vas a venir
a mí, para alimentarme y tener comunión conmigo.” Esto es fe verdadera.
(copiado)